Yo estuve en el Éxodo
Por 5º A
Yo estuve en el éxodo. Ayudaba a toda aquella gente que tuvieron que dejar sus casas para salvarse. Tenía que ir a algunas casas para agarrar ropa, sábanas y todo lo que precisábamos. Para poder protegernos y alimentarnos, hicimos algunas fogatas y algunas casas con ramas y hojas.
Agustín
Vivir con Artigas fue extraordinario. Me gustó estar con el héroe de la patria (Jefe de los Orientales) porque al estar a su lado te sentís genial.
También disfruté al estar con Ansina, los perros cimarrones, los caballos y también hacer batallas con Artigas.
Y, aunque parezca raro decirlo…te sentís como un héroe de la Patria.
Jaio
Yo estuve con Artigas. Éramos sus compañeros. Nosotros estábamos viajando para ganar la libertad. Todos estábamos preparados y armados.
Siempre seguimos luchando y ganamos la libertad.
Todos estábamos muy contentos y felices.
Alejo
Muchas familias seguían a Artigas y el ejército y mi familia también lo seguía y yo no sabía por qué.
Iba mucha gente: hombres, niños, mujeres, ancianos e indios.
Suerte que la familia de mi amigo iba, sino ni me imagino el aburrimiento que iba a pasar.
Nos bajábamos de los carros, corríamos y a veces jugábamos con otros niños.
Cuando venían animales malos me hacían subir al carro. Había todo tipo de animales: jaguares, serpientes etc.
Después de días de marcha parábamos y hacíamos una fogata.
Hacíamos asado, tocaban la guitarra y cantaban.
Yo salía con mis amigos a jugar.
Al otro día seguíamos con la marcha.
Cada vez era más la gente que nos acompañaba. Se sumaban más familias.
Un día, cuando llegamos al Río Uruguay, mi familia y otra gente se quedaron ahí.
Artigas con sus soldados y otras personas siguieron. Dicen que iban a liberar la patria.
Los que se quedaron iban a combatir desde ese lugar.
No se querían ir de su tierra, no la querían perder ante los portugueses.
Emilio
Mi familia y yo fuimos de campamento. Al llegar la noche llegamos. Estábamos cansados, entonces armamos la carpa y nos quedamos a dormir.
Al otro día escuché un ruido, salí de la carpa y era un hombre disparándole a un perro. Yo le dije que pare de disparar, el hombre me dijo que no me metiera y yo me enojé y le empecé a gritar y me apuntó con el arma, pero alguien lo agarró por atrás y le dijo que soltara el arma, y me salvó la vida.
Le pregunté quién era y me dijo “soy Artigas”.
Al otro día escuché un ruido, salí de la carpa y era un hombre disparándole a un perro. Yo le dije que pare de disparar, el hombre me dijo que no me metiera y yo me enojé y le empecé a gritar y me apuntó con el arma, pero alguien lo agarró por atrás y le dijo que soltara el arma, y me salvó la vida.
Le pregunté quién era y me dijo “soy Artigas”.
Julián
En 1811 Artigas, después de triunfar en la Batalla de las Piedras junto a su ejército, se retiró de Montevideo, ya que en la ciudad mandaban los españoles. Su ejército era menor en número que el ejército Español y al haber perdido el apoyo de Buenos Aires decidió alejarse de la ciudad.
Al retirarse de Montevideo su ejército fue acompañado por familiares. Entre muchas historias aparece la joven llamada Pilar, de 18 años, que vive en Montevideo, que se enamora de Pablo, quien acompañaba a Artigas en su viaje. Pero la familia de ella no está de acuerdo con Artigas, así que tuvo que decidir y dejó a su familia para acompañar a Pablo y en este viaje tuvieron un hijo.
Belén Machado
Lucas
Fueron muchos los días que estuvimos marchando.
En cada día había muchos peligros. No había casi nada que comer, ni de beber. Si encontrabas algo de agua tenías mucha suerte.
Quemar nuestros hogares era muy difícil, ya que habíamos pasado en ellos casi toda nuestra vida, pero debíamos hacerlo, sino quedarían en manos de los invasores.
Todos teníamos muchas esperanzas en nuestro líder Artigas. Las reglas que ponía Artigas eran muy estrictas.
Roberto
En el éxodo iba un montón de familias. Caminamos mucho y mucho.
La gente estaba hambrienta, sedienta y muy cansada.
Mucho más las madres, porque tenían que cargar con sus bebes en brazos. Algunas madres tenían un bebé, pero otras tenían como tres o cuatro.
Los hombres tenían que cargar con los equipajes, pero no era mucho, otros tenían que cargar con la leña y la carne porque al mediodía y de noche pudiéramos comer, entonces hacían asado.
Luego, después de comer, dejábamos que los niños jugaran un rato y después arrancábamos a caminar.
A los días siguientes algunas personas no querían seguir caminando pero José Gervasio Artigas iba y les daba ánimo para que continuaran.
Algunas personas siguieron caminando, pero otras se rindieron.
Ahí había que tener mucho cuidado porque se encontraban muchos animales salvajes como los leopardos, víboras, etc.
Luego de varias semanas llegamos al río.
Algunas familias querían cruzar, pero otras no, decían que era muy peligroso, una de esas familias era la mía.
Artigas nos pidió que no abandonáramos, que no nos separemos. Entonces cruzamos y seguimos caminando.
Abril
Cuando estuve en el Éxodo sucedieron cosas muy difíciles.
Las cosas eran muy complicadas, porque no era sencillo encontrar la comida y poder higienizarnos.
Fue muy triste para mucha gente quemar las cosas que les había costado mucho trabajo construir.
Pero la gente no quemaba la casa porque querían, era para luchar por la libertad.
Mucha gente no podía llegar hasta donde quería.
Pero un día Artigas dijo que el éxodo iba a terminar y así fue, el día llegó.
Las cosas eran muy complicadas, porque no era sencillo encontrar la comida y poder higienizarnos.
Fue muy triste para mucha gente quemar las cosas que les había costado mucho trabajo construir.
Pero la gente no quemaba la casa porque querían, era para luchar por la libertad.
Mucha gente no podía llegar hasta donde quería.
Pero un día Artigas dijo que el éxodo iba a terminar y así fue, el día llegó.
Iván
Vivir con Artigas me gustó mucho. Todos seguíamos al Jefe de los Orientales: adultos, ancianos, niños, niñas, madres, padres, tíos, tías, toda la gente caminaba kilómetros y kilómetros con falta de agua y comida.
Todos tenían miedo de los animales feroces que encontraban a su paso. También temían a que los portugueses pudieran matarlos.
Flavia y Lucía